Quiénes Somos

 

Piedras Vivas es una comunión internacional de jóvenes católicos nacidos para anunciar a Jesucristo y la Belleza de la Iglesia a aquellos que miran la belleza de las iglesias.

Cada visita guiada liderada por Piedras Vivas es como una proclamación del Amor de Dios hacia los turistas y visitantes que ingresan ‘por casualidad’ en una iglesia.

Las comunidades de Piedras Vivas tienen un estilo distintivo que prioriza la oración, la intensa vida comunitaria, la simplicidad de la vida, la atención a los pobres y a los niños y el hecho de que su servicio es completamente gratuito.

 

 

Identidad e historia de las Piedras Vivas

“Si un pagano viene y te dice: muéstrame tu fe, llévalo a la iglesia y, presentándole la decoración con que está adornada, explícale la serie de cuadros sagrados”.
(San Juan Damasceno)

¿Cómo podemos anunciar el Evangelio a los lejanos? A menudo, en los lugares de fe explícita, en los que hacemos “servicio de la Palabra”, los lejanos están ausentes. Y sin embargo, en los lugares en los que encontramos a los lejanos, el Evangelio sigue siendo muy “implícito”. Por lo tanto, ¿dónde podemos encontrar a los lejanos preparados para escuchar un anuncio explícito? Existe una respuesta sorprendente por su sencillez: en las iglesias. En nuestras propias iglesias. Pensamos que los no creyentes son “inalcanzables”, pero en realidad ya están en “nuestra casa”, cada vez más. Nosotros pensamos que hay que buscarlos con mil y una estrategias, pero en realidad son ellos los que nos están buscando desde hace tiempo. Los “lejanos” han venido a buscarnos a nuestra casa y a menudo no nos han encontrado.

En Europa y en buena parte del mundo occidental, la religiosidad se enfrenta a una extraña paradoja, ya que cuanto más “secularizada” está la sociedad, más crece el interés por los grandes monumentos religiosos que la historia ha diseminado en nuestra geografía. Las visitas a los monasterios, a las catedrales y a las iglesias de la gran Tradición cristiana no dejan de crecer, y el turismo religioso es uno de los pocos sectores que no está sufriendo la crisis. Cuantos menos se va “a la Iglesia”, más se va “a las iglesias”.

Se trata de una gran paradoja que no solo se refiere a lo religioso. Precisamente por el hecho de que la sociedad sea líquida, sin forma, ésta fluye hacia la solidez de las piedras del pasado capaces de darle una forma. En el “recipiente” que es el edificio sagrado, el hombre contemporáneo busca a tientas sus propias fronteras y su propia identidad. Es como un niño en una habitación a oscuras que mira pero no ve, que quiere tocar y experimentar. Entonces, si alguien le dirige la Palabra, ésta actúa de pronto como una luz. Los frescos empiezan a ser visibles también para el corazón. Los mosaicos revelan la belleza de la vida. La propia forma del edificio nos permite tocar con la mano el “perímetro” del hombre, su límite y su identidad. Por eso Juan Damasceno escribió en el siglo VIII: “Si un pagano viene y te dice: ‘muéstrame tu fe’, llévalo a la iglesia y, presentándole la decoración con que está adornada, explícale la serie de cuadros sagrados”.

La Palabra anunciada por un testigo a quien entra en un monumento consigue que el monumento sea propiamente “monumentum”, es decir, un lugar para la memoria. La memoria es la espina dorsal de la identidad y de la comunión porque es el camino en el que el hombre aprende a mirarse a sí mismo como si fuera otro y así a mirar al otro como a sí mismo. Las piedras de los monumentos sagrados del cristianismo realizan el papel de mediadores. Unidas a la Palabra, juegan un papel casi “sacramental”. Cuando dentro de un monumento cristiano el no creyente conoce al creyente que lo acoge y le explica la historia del lugar sagrado, las piedras se convierten en lo que Florenskj dijo del icono, “el marco del Encuentro”.

El objetivo de los grupos juveniles ignacianos llamadosPiedras Vivases precisamente facilitar este Encuentro. Las raíces de estos grupos se encuentran en una breve experiencia en la CVX de Friburgo (Suiza) en 1991, en la iglesia Saint-Michel, donde descansa el cuerpo del santo jesuita San Pedro Canisio. En muchos otros sitios de Europa ya existían servicios de guías turísticos con especial atención a las raíces cristianas, como CASA en Francia, Ars et Fides en Venecia y Florencia… Pero la intuición de Piedras Vivas es doble, ya que por una parte pretende que la visita sea vivida como un anuncio de la fe para los más lejanos y por otra realizarla como comunidad cristiana basada en la oración y que invita a la oración. De ese modo, el turista vive en sus propias carnes lo que las piedras del edificio le quieren decir. Y el “lugar de arte” se transforma en lugar de acogida, de escucha, de mistagogía. En un lugar de Encuentro.

En 2003, en la Catedral de Frankfurt, se usó por primera vez el nombre Lebendige Steine (piedras vivas) para designar al grupo de voluntarios. Éstos han de ser sobre todo jóvenes porque su juventud es ya un mensaje perturbador en una cultura post-cristina convencida de que la fe es sólo “para señoras mayores”. Para muchos “lejanos” las piedras vivas son ante todo “un rostro”. El “rostro de la Iglesia”, sorprendentemente joven. Desde entonces, una parte principal del método de Piedras Vivas consiste en la adecuación de un “rincón de la oración” dentro del edificio sagrado donde se canta, se lee algún fragmento bíblico y se guarda silencio. Después de cada visita guiada de las piedras vivas, los turistas que lo desean pueden permanecer en el lugar. A menudo escriben una oración o una reflexión en un cuaderno que se deja abierto y que la comunidad de las piedras vivas lee en su oración de la tarde. Pero el “rincón de la oración” está dirigido sobre todo a la propia piedra viva. Después de cada visita guiada se para ante el Señor y le “devuelve” a esas personas que Él le ha confiado durante una visita. Es la “oración sacerdotal” de cada piedra viva.

El apostolado de las piedras vivas se concibe como un “ejercicio espiritual”. Nace de la oración y conduce a la oración. Antes de la visita, en su recogimiento, el voluntario pide una gracia: “Señor, ¿qué quieres que les diga de tu parte?” Y así, con la “gramática” que ha aprendido durante la formación histórico-artística, la piedra viva elige los puntos en los que siente que podrá ayudar mejor al oyente a encontrar a Dios. Después de la visita, el voluntario se vuelve a recoger y pide otra gracia: “Señor, ¿qué me has dicho a través de ellos?”. Cada encuentro se convierte de este modo en un Encuentro. En la recepción (normalmente en la entrada de la iglesia) mirando al turista, ateo o creyente, que a menudo ha entrado por casualidad, la piedra viva reza: “Bendito el que viene en el Nombre del Señor”.

En 2008 las Piedras Vivas organizan en la Iglesia del Gesù en Roma su primer “campo internacional”. 15 días de “inmersión total en una comunidad apostólica” que hará nacer las primeras comunidades estables con servicio regular: Roma (el Gesù y San Ignacio) y Bolonia. En 2010 nacen las piedras vivas de Nápoles como “apostolado de la CVX” y laspiedras vivasde Bolonia emprenden un servicio también en Rávena, en cuatro de las iglesias del patrimonio de la UNESCO. Hoy existen otras comunidades y grupos de Piedras Vivas en Génova, Milán, Cagliari, Múnich, Praga, Padua, Turín, La Valletta, Bratislava, Florencia, Liubliana, Siena, Budapest, París, Barcelona, Varsovia, Santiago de Chile, Palermo, Módena, Santiago de Compostela, Madrid.

Cada comunidad es autónoma pero se reconoce en un estilo muy preciso: prioridad de la oración, vida comunitaria intensa, acompañamiento mistagógico del turista, sobriedad de vida, atención al pobre y a los niños y gratuidad radical del servicio. Esta última característica es esencial para el estilo de “piedras vivas” y se inspira en la gratuidad de los ministerios que San Ignacio deseaba. En definitiva, el anuncio de fe es el anuncio de la gratuidad de Dios y solo puede llevarse a cabo de manera gratuita. El anuncio de fe crea en el corazón del turista un “desequilibrio” que este intenta calmar… pagando. Si el guía acepta, el turista se siente satisfecho porque confirma su idea de que lo gratis “no existe”. Si por el contrario la piedra viva no acepta, permanecerá el sano desequilibrio que conducirá al turista a emprender un camino interior. En ese momento suelen empezar las preguntas más personales: ¿por qué hacéis esto? ¿Quiénes sois?

Cada comunidad Piedras Vivas establece su propio ritmo de servicio (semanal, mensual… a menudo unido además a un campo internacional anual de varios días que se ofrece a todas las demás piedras vivas). Y cada comunidad desarrolla características propias que enriquecen el conjunto de la “comunión internacional” Piedras Vivas. Por ejemplo las piedras vivas de Padua presentan el baptisterio medieval no sólo a los turistas sino también a los presos, con una presentación de fotografías. Las piedras vivas de Génova ofrecen visitas nocturnas pasada la medianoche para los jóvenes que salen a divertirse. En Múnich las piedras vivas son tanto católicas como luteranas. Las piedras vivas de Roma han colaborado oficialmente con la comunidad de Taizé durante el encuentro de fin de año 2012-2013, con un servicio en 11 iglesias de la ciudad. Esta colaboración con Taizé ha tenido lugar del mismo modo en fines de año sucesivos (en 2013-2014 en Estrasburgo también en iglesias protestantes).

Cuando el verano de 2013 las Piedras Vivas en España han inaugurado su servicio en la catedral de Santiago, han descubierto “los últimos confines” de la búsqueda religiosa postsecular. La acogida de miles de peregrinos al término de su camino ha permitido tocar con la mano el modo en que el gran arte cristiano es verdaderamente la revelación visible de la experiencia interior del peregrino. Las piedras vivas se han dado cuenta –a partir de las reacciones de los peregrinos- de que sólo una “comunidad viva” revela la obra de arte cristiana. Uno de los formadores repetía: “formad la comunidad cristina y el arte cristiano hablará por sí solo”.

Pero la fecundidad de las Piedras Vivas toca también otros ámbitos. En Bolonia la “pedagogía piedras vivas” ha hecho nacer en varias parroquias diocesanas grupos juveniles al servicio de la catequesis a través del arte. También en Bolonia está naciendo el servicio “Piedras vivas para invidentes” donde el tacto se convierte en el sentido para “tocar el Evangelio”. Las piedras vivas de Milán fueron llamadas a ser parte de la propuesta oficial de la archidiócesis de Milán durante la Expo 2015, con la formación de más de 600 voluntarios. En muchos grupos de Piedras Vivas se está desarrollando el servicio de visitas para refugiados, para huéspedes de Cáritas y para diferentes tipos de discapacidad y marginalidad.

El apostolado de Piedras Vivas también tiene una dimensión intelectual y se sitúa ante un “conflicto de interpretaciones” del arte cristiano. Para las Piedras Vivas, las grandes obras de arte de la Tradición cristiana son oraciones visibles. Entender estas obras significa entrar en ese horizonte de fe que las generó. Una interpretación del arte cristiano que excluya este horizonte no es una interpretación realmente científica. En el seminario para docentes de colegios ignacianos organizado por Piedras Vivas Roma en noviembre de 2013 fue interesante observar las consecuencias hermenéuticas y pedagógicas del enfoque de “piedras vivas”. Se puede decir que las Piedras Vivas ayudan a leer el arte como “comunión espiritual a través de los siglos” y abren así nuevas dimensiones del conocimiento, a menudo muy ausentes en los recorridos académicos clásicos.

Piedras Vivas dialoga intensamente con instituciones culturales y académicas tanto laicas como religiosas. Son muchos los cursos, seminarios y conferencias organizados por las Piedras Vivas en sedes como la Universidad de Bolonia (en Letras, Arquitectura…), la universidad de Múnich (Ludwig-Maximilian Universität, facultad de Teología), la PFTIM de Nápoles, el ISSR de Rímini (Pastoral del Turismo), la Facoltà Teologica dell’Emilia Romagna (Bolonia) o la Pontificia Universidad Gregoriana. Es cordial también la colaboración con el Centro Aletti (Roma).

En julio de 2014 Piedras Vivas ha organizado en Florencia un encuentro de tres días de estudio donde cerca de 80 jóvenes participantes han podido profundizar en el valor científico de una hermenéutica teológica del arte. Desde entonces, cada año con una participación creciente, PV organiza en el puente del primero de mayo un encuentro de tres días de formación transversal, útil para todas las piedras vivas y simpatizantes. En 2016 el tema era “la narración”. En torno a este encuentro se está estructurando un recorrido completo de formación teológica e histórico-artística que permitirá vivir la experiencia como un verdadero itinerario de iniciación cristiana y de profundización en la fe.

Piedras Vivas no es por tanto sólo un “apostolado a los lejanos”, sino que es un “apostolado al cuadrado” porque es también una ocasión extraordinaria para la formación teológica de los jóvenes laicos más motivados en el servicio. Y podría convertirse en un “apostolado al cubo” visto el interés creciente de muchos profesores universitarios por este tipo de enfoque. Como han subrayado dos tesis doctorales recientemente dedicadas a “Piedras Vivas”, este tipo de testimonio rompe límites y fronteras, no sólo para la comprensión del arte, sino también para una lectura nueva de fenómenos recientes como el turismo religioso o la nueva religiosidad postsecular.

No es casualidad que las Piedras Vivas hayan nacido dentro de una tradición espiritual que habla de “composición de lugar”, “contemplación”, “considerar cómo Dios me mira”, “aplicación de los sentidos”, etc. La espiritualidad ignaciana ha favorecido desde siempre el uso de las imágenes al servicio de la fe. Y el “buscar y hallar a Dios en todas las cosas” ha ayudado a la tradición ignaciana a buscar y encontrar en toda obra de arte una relación con Dios. Piedras Vivas se sitúa en el triángulo entre la fe, la cultura y el testimonio que no se queda en los conceptos sino que se vuelve experiencia física, es decir, Iglesia.

 

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